Purgar un radiador consiste en eliminar de él todo aire que tenga almacenado. Para este proceso solamente se necesita un destornillador plano y un recipiente, como por ejemplo, un vaso.
Aunque como ya habéis visto con anterioridad, el proceso es muy sencillo. Hoy queremos compartir con vosotros algunos detalles que son interesantes de tener en cuenta a la hora de pulgar un radiador:
– Ten cuidado a la hora de abrir el purgador, no lo abras en exceso, ya que si no tienes cuidado podría salir mucha agua de su interior.
– En los casos en que la calefacción sea individual es muy recomendable desconectar la caldera o el termostato con anterioridad, unas horas antes de purgar, para que el aire ascienda a la parte superior del radiador. Cuando lo purgues, asegúrate de que la caldera está encendida y en posición calefacción/invierno.
– Si la vivienda tiene más de un piso, el purgado debe comenzar por los pisos más elevados. Y en los casos de las viviendas que solamente tienen una planta, se deben comenzar por purgar los radiadores que estén más cerca de la caldera.
– Finalmente comprueba la presión en el manómetro de la caldera cuando termines de purgar.
Normalmente deberá estar entre uno y dos bares, pero se recomienda testar en las instrucciones de la caldera para conocer el valor exacto. Si la presión es más alta a la adecuada, simplemente tendremos que retirar agua del circuito, bien desde la llave de vaciado de la instalación o purgando algún radiador hasta que la presión tenga su valor correcto, en cambio, si es inferior, meteremos agua en el circuito utilizando la llave de paso con la que cuenta la propia caldera.
La purgación de radiadores es un acto de gran sencillez que es necesario realizarlo para preparar nuestro sistema de calefacción de cara al invierno.
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