Con la llegada de las bajas temperaturas, la calefacción va a ser un electrodoméstico muy importante en nuestras casas. Esto hace que surjan muchas dudas sobre su utilización, sobre todo ¿cómo configurarla por la noche? y ¿qué hacer cuando no estamos en casa?. Ambas preguntas tienen una respuesta que nos lleva al ahorro energético y a la eficiencia.
Una de las medidas más importantes es conseguir una temperatura adecuada para los periodos de sueño. Según IDAE, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, lo ideal en este aspecto es que esté entre 18º y 21º y que nunca supere los 23º. Esto significa que si durante el día conseguimos adecuar nuestra vivienda a esas temperaturas, no sería necesario encender la calefacción por la noche.
Los expertos recomiendan contar con un termostato programable y si no es posible, simplemente hay que desconectar la calefacción al salir y encenderla al llegar. En este caso, si las condiciones de la casa y la eficiencia del sistema son óptimas no habría ningún tipo de malgaste energético. En cambio, si no estuviera bien aislada la casa y solo vamos a pasar unas pocas horas fuera, una alternativa sería dejar la calefacción entre 15-17 grados para no perder el calor.